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FEBRERO 2020
Jocelyn S. Hu, MD, Bayne-Jones Army Community Hospital, Fort Polk, Louisiana
Elyse Fiore Pierre, MD, Winn Army Community Hospital, Fort Stewart, Georgia
La incontinencia urinaria es un problema frecuente en las mujeres del mundo entero que provoca una carga económica y disminución de la calidad de vida. La Women’s Preventive Services Initiative es la única organización que recomienda una detección anual de incontinencia urinaria en todas las mujeres a pesar de evidencia baja o insuficiente con respecto a la efectividad y precisión de los métodos. Ninguna otra organización apoya la detección. La evaluación inicial debe incluir la determinación de que la incontinencia sea transitoria o crónica; el subtipo de incontinencia; y la identificación de hallazgos que constituyan focos rojos que justifiquen la referencia con un subespecialista como un prolapso importante de algún órgano pélvico o la sospecha de una fístula. Las herramientas útiles durante la evaluación inicial incluyen cuestionarios de detección de incontinencia, un diario de micción durante tres días, la prueba de esfuerzo con tos y la medición de volumen residual después de la micción. En todas las pacientes debe ordenarse un examen general de orina. Según el subtipo de incontinencia urinaria se elige la estrategia de tratamiento escalonado, empezando por tratamiento conservador hasta dispositivos físicos y medicamentos, y finalmente la referencia para una intervención quirúrgica. El fortalecimiento del piso pélvico y las modificaciones en el estilo de vida, que incluyen el consumo adecuado de líquidos, dejar de fumar y adelgazar, son las recomendaciones de primera línea para todos los subtipos de incontinencia urinaria. La U.S. Food and Drug Administration no ha aprobado ningún medicamento para el tratamiento de la incontinencia de esfuerzo. La terapia farmacológica para la incontinencia de urgencia incluye antimuscarínicos y mirabegrón. Las pacientes con síntomas refractarios deben referirse para un tratamiento más invasivo, como dispositivos mecánicos, inyecciones de agentes formadores de volumen, inyecciones de toxina botulínica A, neuromodulación, procedimientos mediante cabestrillo o uretropexia. (Am Fam Physician. 2019;100(6):339-348. Copyright © 2019 American Academy of Family Physicians.) |
La incontinencia urinaria (UI, urinary incontinence) se define como cualquier pérdida involuntaria de orina,1 es un problema frecuente, con una prevalencia de 51% en las mujeres adultas en Estados Unidos.2 Más de la mitad de las mujeres afectadas refiere que sus síntomas de UI son molestos.3 Esto provoca una carga económica importante, hasta 65 mil millones de dólares al año.4 Las enfermedades concomitantes incluyen disminución de la calidad de vida (QOL, quality of life) y de la productividad; aumento de la ansiedad y depresión; aumento de infecciones urinarias y cutáneas; aumento de riesgo de caídas y fracturas no traumáticas fuera de la columna vertebral en mujeres mayores; así como un aumento en la carga para el cuidador.5-9 En un metaanálisis grande sobre la relación de la UI con la mortalidad, se encontró que la UI está relacionada con un cociente de riesgo conjunto, ajustado de 1.27 (IC de 95%, 1.13 a 1.42).10 En otro estudio se encontró que la UI estaba relacionada con un aumento de riesgo de 24% de mortalidad por toda causa en las adultas mayores que se encuentran dentro de una institución.11
Este contenido clínico se ajusta a los criterios de la AAFP para educación médica continua (CME, continuing medical education) Revelación del autor: sin afiliaciones financieras relevantes. Información para el paciente: en Ir_al_sitio está disponible un folleto sobre este tópico. |
Clasificación
La UI puede ser transitoria o crónica. La UI transitoria surge de manera repentina, dura menos de seis meses, y es posible revertirla si se resuelve la causa subyacente.12 La UI crónica se clasifica en los subtipos, de esfuerzo, de urgencia, mixta, por rebosamiento o funcional. La UI de esfuerzo es causada por debilidad en el esfínter uretral o hipermovilidad uretral que provoca una pérdida predecible con actividades que aumentan la presión intraabdominal (p. ej., hacer ejercicio, estornudar, reírse). La UI de esfuerzo afecta de 25% a 45% de las mujeres mayores de 30 años de edad.13
La UI de urgencia está relacionada con una actividad excesiva del detrusor, lo que causa pérdida involuntaria de orina, relacionada con urgencia además de aumento de frecuencia o nicturia. Lo típico es que las pacientes tengan pérdida de orina de camino al baño. La prevalencia es alrededor de 9% de las mujeres en la quinta década de la vida hasta 31% de las mujeres en la octava década.13
La UI mixta tiene componentes de la UI de esfuerzo y la de urgencia y tiene una prevalencia de 20 a 30%. La UI por rebosamiento constituye 5% de la UI crónica y se debe a disminución de la actividad del detrusor o a obstrucción de la salida de la vejiga, lo cual provoca retención urinaria y la consecuente fuga.13 Las pacientes tienen que hacer esfuerzo para orinar o tienen la sensación de que la vejiga no se vacía por completo. La UI funcional ocurre cuando existen barreras para ir al baño, como deterioro cognitivo, debilidad física o inmovilidad. El número de pacientes afectados por UI funcional es incierto.1, 13
Factores de riesgo
Los factores de riesgo bien establecidos para la UI incluyen edad avanzada, paridad, obesidad, antecedente de histerectomía y enfermedades concomitantes. Otros factores de riesgo incluyen el uso de
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