Las tasas de suicidio en Estados Unidos van en aumento y la forma en que las personas intentan suicidarse se ha vuelto más letal. Se han realizado esfuerzos para reducir de manera sistemática las tasas de suicidio, como el modelo Zero Suicide el cual se enfoca en la detección y las directrices de la práctica.1 Sin embargo, los médicos familiares refieren una sensación de no estar preparados para tratar a pacientes que presentan síntomas de tendencia suicida.2 En este artículo se presentan los datos actuales y las recomendaciones para ayudar a los médicos a abordar esta preocupación clínica que representa un reto.
Epidemiología y factores de riesgo
En 2017, el suicidio causó más de 47,000 muertes en Estados Unidos.3 El suicidio es la segunda causa de muerte en personas de 10 a 34 años de edad y la décima causa de mortalidad en los adultos en general.4 Entre 2005 y 2015, las tasas de suicidio aumentaron de 20 a 30% en Estados Unidos.5 Entre los suicidios consumados, las armas de fuego son los medios más frecuentes, que constituyen cerca de 50%, seguidas de ahorcamiento o sofocación (28%) y envenenamiento en el que se incluyen la sobredosis de fármaco (14%).4
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Las mujeres tienen el doble de probabilidad de intentar el suicidio;6 sin embargo, los varones tienen casi cuatro veces más la probabilidad de morir por suicidio.3 Los varones tienen más probabilidad de usar medios violentos, que incluyen armas de fuego y ahorcados, mientras que las mujeres utilizan medios más pasivos como envenenamiento.4
Las personas de 15 a 51 años y de 75 a 81 años tienen las tasas más altas de suicidio; sin embargo, el aumento en