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OCTUBRE 2021 ­

Atención posterior a la terapia intensiva en el paciente ambulatorio

Jason Wilbur, MD; Jessica Rockafellow, MD; y Brian Shian, MD
University of Iowa Carver College of Medicine, Iowa City, Iowa

Más de cinco millones de pacientes en Estados Unidos ingresan cada año a las unidades de cuidados intensivos (ICU, intensive care units), y un creciente número de pacientes tratados en la ICU sobrevive hasta el alta hospitalaria. Debido a que estos pacientes requieren seguimiento como pacientes ambulatorios, los médicos familiares deben estar preparados para proporcionar atención permanente y detección de complicaciones posteriores. Los factores de riesgo de complicaciones después del alta de la ICU incluyen internamientos previos en la ICU, enfermedad mental preexistente, mayor número de padecimientos concomitantes y ventilación mecánica prolongada o exposición más alta a opioides durante su estancia en la ICU. El apoyo nutricional temprano y la movilización en la ICU disminuyen el riesgo de complicaciones. Después del alta, los pacientes deben someterse a detección de depresión, ansiedad, insomnio y deterioro cognitivo, mediante el uso de herramientas de detección estandarizadas. Los médicos deben también interrogar acerca de debilidad, fatiga, neuropatía y deterioro funcional y realizar una exploración física enfocada y evaluación de laboratorio según esté indicado; el tratamiento, depende de la causa subyacente. Los regímenes de ejercicio son favorables para reducir varias complicaciones posteriores a la terapia intensiva. Los pacientes tratados por COVID-19 en la ICU requieren información adicional para reducir el riesgo de transmisión del virus. La telemedicina y la telerrehabilitación permiten a los pacientes con COVID-19 recibir la atención efectiva sin aumentar el riesgo de exposición en las comunidades, hospitales y consultorios médicos. (Am Fam Physician. 2021;103(10):590-596. Copyright © 2021 American Academy of Family Physicians.)

Más de cinco millones de pacientes en Estados Unidos ingresan cada año a unidades de cuidados intensivos (ICI, intensive care units).1 Las tasas de mortalidad en estos pacientes disminuyó 35% entre 1988 y 2012, a pesar de la creciente gravedad de la enfermedad y la creciente edad de los pacientes; se calcula que las tasas de mortalidad actuales son de 10 a 29%.1 Debido a que un mayor número de pacientes sobrevive hasta el alta de la ICU y requiere de seguimiento ambulatorio, los médicos familiares deben estar preparados para proporcionar atención permanente y hacer detección de complicaciones posteriores a la terapia intensiva.

Sin directrices aceptadas de manera universal, el momento y la frecuencia del seguimiento posterior a la terapia intensiva debe individualizarse y basarse en las enfermedades concomitantes del paciente y la gravedad de la enfermedad. Aunque cerca de 20 centros médicos en Estados Unidos tienen clínicas de transición posterior a la terapia intensiva,2 no existe evidencia de que tales programas disminuyan los reingresos ni las tasas de mortalidad.3

 

Este contenido clínico se ajusta a los criterios de la AAFP para educación médica continua (CME, continuing medical education).
Revelación del autor: sin afiliaciones financieras relevantes

Aunque se ha utilizado el término síndrome posterior a la terapia intensiva para describir las diversas complicaciones referidas en los supervivientes de la ICU (Cuadro 1),4 no existe una definición universalmente aceptada para tal síndrome. Los médicos familiares deben familiarizarse con las complicaciones que pueden ocurrir después del alta (p. ej., deterioro físico y psicológico), incluso en los pacientes que se recuperan de COVID-19.

Consideraciones físicas

PÉRDIDA DE CONDICIÓN FÍSICA

Un año después del alta de la ICU, más de 20% de los pacientes sin limitaciones funcionales antes de su hospitalización presenta cierta dificultad para terminar actividades de la vida diaria.5 El National Institute for Health and Care Excellence recomienda revalorar la función física de los pacientes dos o tres meses después del alta.6 El ejercicio y los programas de rehabilitación de autoayuda mejoran la función muscular y cardiopulmonar después de la enfermedad grave.7,8 Los pacientes con pérdida de condición física deben recibir instrucciones acerca de iniciar un régimen de ejercicio en casa o referirlos a fisioterapia.

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