La enfermedad de Chagas, la cisticercosis y la toxoplasmosis afectan a millones de personas y se consideran enfermedades parasitarias desatendidas. Se asignan pocos recursos a su vigilancia, prevención y tratamiento. La enfermedad de Chagas, que transmiten las chinches besuconas, afecta principalmente a las personas que viven o vivieron en México, Centroamérica y Sudamérica, llega a causar cardiopatía y muerte si no se da tratamiento. La enfermedad de Chagas se diagnostica mediante la detección del parásito en la sangre o mediante serología, dependiendo de la fase de la enfermedad. El tratamiento antiparasitario está indicado en la mayor a de los pacientes con enfermedad aguda. El tratamiento de la enfermedad crónica se recomienda en personas menores de 18 a os de edad y por lo general se recomienda para adultos menores de 50 años. Las decisiones de tratamiento deben individualizarse en todos los otros pacientes. La cisticercosis se manifiesta en los músculos, ojos y con mayor gravedad en el cerebro (neurocisticercosis). En Estados Unidos la neurocisticercosis constituye 2.1% de todas las consultas por convulsiones en el departamento de urgencias. El diagnóstico de neurocisticercosis comprende serología y neuroimagenología. El tratamiento incluye el control de los síntomas y terapia antiparasitaria. Se calcula que, en Estados Unidos, la toxoplasmosis afecta a 11% de las personas mayores de seis años. Se adquiere por consumir alimento o agua que se ha contaminado con heces de gato; también es posible adquirirla al comer carne contaminada que no se coció lo suficiente. La infección por Toxoplasma suele ser asintomática; sin embargo, las personas con inmunosupresión desarrollan síntomas neurológicos más graves. La infección congénita provoca aborto o efectos adversos en el feto. El diagnóstico se hace con pruebas serológicas, prueba de la reacción en cadena de la polimerasa o la detección del par sito en especímenes de tejido o líquidos. El tratamiento se recomienda para las personas que tienen inmunosupresión, las embarazadas con infección adquirida en fecha reciente y personas inmunocompetentes con enfermedad visceral o síntomas graves. (Am Fam Physician. 2021; 104(3): 277-287. Copyright 2021 American Academy of Family Physicians.)