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Trastorno por consumo de benzodiacepinas: preguntas y respuestas frecuentes

Sandy Robertson, PharmD; Emily E. Peacock, MD; y Robert Scott, MD
Wake Forest University School of Medicine Cabarrus Family Medicine Residency Program, Concord, North Carolina

En Estados Unidos, más de 30 millones de adultos refieren haber tomado una benzodiacepina durante el último año. El abuso, es decir, el uso de un fármaco de una forma que un médico no ordenó, constituye 17.2% del total de uso de la benzodiacepina. Los médicos familiares enfrentan retos cuando tratan de equilibrar los beneficios de las benzodiacepinas percibidos por el paciente, con los riesgos conocidos y la falta de evidencia que apoye su utilización. Las benzodiacepinas causan efectos adversos importantes relacionados con el sistema nervioso central, que incluyen sedación, confusión, pérdida de la memoria, depresión, caídas, fracturas y accidentes de vehículos automotores. Los factores que aumentan el riesgo de efectos adversos y abuso son otros trastornos de consumo de sustancias, uso concomitante con medicamentos para el sistema nervioso central y enfermedades pulmonares o del sistema nervioso central. En los adultos mayores, el uso crónico diario, comparado con el uso intermitente, se relaciona con un mayor riesgo de caídas, fracturas, hospitalizaciones y muerte. Los síntomas de abstinencia como ansiedad, trastornos del sueño y agitación, son frecuentes y a menudo prolongados. Se ha demostrado que el tratamiento complementario con antiepilépticos, antidepresivos y pregabalina disminuye los síntomas del síndrome de abstinencia. La disminución de las prescripciones de benzodiacepinas, para pacientes que las utilizan de forma crónica, debe individualizarse con una disminución paulatina a lo largo de semanas a meses o más, para minimizar la intensidad de los síntomas de abstinencia. La incorporación de intervenciones conductuales, como la terapia cognitiva conductual, mejora los resultados de la disminución de la prescripción. (Am Fam Physician. 2023;108(3):260-266. Copyright © 2023 American Academy of Family Physicians.)

En Estados Unidos entre 2014 y 2016, de las consultas en las que se prescribieron benzodiacepinas casi la mitad (48%) de las 65.9 millones de consultas por año calculadas, fue en las consultas de atención primaria y la mayoría fueron prescripciones continuas.1 Las propiedades rápidas ansiolíticas y sedantes de las benzodiacepinas las convierten en una opción atractiva para el tratamiento de la ansiedad aguda y el insomnio, aunque se carece de datos que apoyen una terapia constante durante más de un mes.2 Por lo tanto, los médicos familiares enfrentan retos cuando quieren equilibrar los beneficios de las benzodiacepinas percibidos por el paciente, con los riesgos conocidos y la falta de evidencia que apoya su uso. Debido a su potente actividad agonista sobre los receptores del ácido gamma-aminobutírico en el cerebro y la periferia, las benzodiacepinas causan la regulación por disminución del receptor en el transcurso de semanas de uso.3 La tolerancia a los efectos ansiolíticos e hipnóticos se desarrolla poco después, con dependencia fisiológica y psicológica. Esta dependencia a menudo lleva a continuar el uso de benzodiacepina para disminuir el síndrome de abstinencia.4

 

Este contenido clínico se ajusta a los criterios de la AAFP para educación médica continua (CME, continuing medical education).
Revelación del autor: sin afiliaciones financieras relevantes

La identificación y diagnóstico del trastorno por consumo de benzodiacepina en ocasiones es un reto. En 2013, en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 5th ed., (DSM-5) se combinaron los diagnósticos individuales de abuso y dependencia de sustancia, en un diagnóstico único de trastorno por consumo de sustancia. Los trastornos por consumo de sustancias se definen como conductas patológicas que causan que una persona continúe consumiendo una sustancia a pesar de presentar problemas significativos relacionados con la misma. La revisión de texto del DSM-5, cataloga el trastorno por consumo de benzodiacepina como un subtipo de una categoría más amplia del trastorno por consumo de sedantes, hipnóticos o ansiolíticos, aunque en este artículo se enfocará sólo al subtipo de benzodiacepinas.

El diagnóstico de trastorno por consumo de benzodiacepina se hace mediante el uso de 11 criterios que caen dentro de categorías amplias de deterioro del control, deterioro social, uso peligroso y efectos farmacológicos.5

Los criterios del DSM-5-TR para el trastorno por uso de sedantes, hipnóticos y ansiolíticos comprende:

A. Un patrón problemático de uso de sedante, hipnótico o ansiolítico que provoca un deterioro o angustia clínicamente significativa, que se manifiesta por lo menos dos de los siguientes, que ocurren en el transcurso de un periodo de 12 meses:

  1. Los sedantes, hipnóticos o ansiolíticos, se toman a menudo en grandes cantidades o a lo largo de periodos más largos de lo indicado.
  2. Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de disminuir o controlar el uso del sedante, hipnótico o ansiolítico.
  3. Gran parte del tiempo se invierte en actividades necesarias para obtener el sedante, hipnótico o
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