La ambliopía es la disminución en la agudeza visual con la mejor corrección debida a un desarrollo anormal de la vista en el lactante y el niño pequeño.1,2 El término se deriva de la palabra griega que significa opacidad de la vista; también se le denomina “ojo perezoso”. La ambliopía es la principal causa de ceguera monocular de la niñez, con una prevalencia que se calcula de 1 a 6%,3 y es la responsable de la ceguera permanente en 2.9% de los adultos.4 Aunque la ambliopía es en ocasiones bilateral, suele ser unilateral. En la exploración física, las estructuras oculares por lo general son normales. Las patologías relacionadas incluyen un error de refracción desigual y estrabismo (falta de alineación de los ojos).1 La ambliopía en ocasiones es el resultado de padecimientos como cataratas y ptosis palpebral, los cuales trastornan el eje visual e impiden que llegue una imagen clara a la retina. Los niños con errores de refracción grandes llegan a desarrollar ambliopía bilateral. Una vez establecida la ambliopía, los lentes de corrección ya no mejorarán la vista, el reconocimiento y referencia temprana durante la etapa de lactante y preescolar son importantes para evitar la ceguera.
Este contenido clínico sse ajusta a los criterios de la AAFP para educación médica continua (CME, continuing medical education). Revelación del autor: sin afiliaciones financieras relevantes. Información para el paciente: en Ir_al_sitio, está disponible un folleto sobre este tópico.
Etiología
Se cree que la ambliopía se desarrolla en un momento crucial en la etapa de lactancia y preescolar cuando el desarrollo visual depende del trabajo conjunto de los ojos y la corteza visual del cerebro.5 La estimulación inadecuada de las vías visuales provoca un mal uso de la corteza visual y la resultante ambliopía.