Los programas de rehabilitación cardiaca tienen el objetivo de proporcionar, a pacientes elegibles, la mejor oportunidad de reducir los efectos a largo plazo después de un evento reciente o el diagnóstico de empeoramiento crónico de ciertos padecimientos cardiacos.1 La American Heart Association (AHA) define la rehabilitación cardiaca como un programa supervisado para mejorar la salud cardiovascular, a través de una combinación de ejercicio, educación y psicoterapia, para quienes han presentado un infarto del miocardio (MI, myocardial infarction), insuficiencia cardiaca, angioplastia o cirugía cardiaca.2 Los programas de rehabilitación cardiaca están encaminados a limitar el estrés psicológico y fisiológico de la cardiopatía coronaria (CHD, coronary heart disease), reducen el riesgo de morbilidad y mortalidad secundarias a la CHD y mejoran la función cardiovascular para ayudar a los pacientes a lograr la más alta calidad de vida posible.1 Al participar en programas integrales, los pacientes elegibles se enfocan en factores que contribuyen a la salud cardiaca total y mejoran los resultados a corto y largo plazo.
La rehabilitación cardiaca es una intervención rentable que se ha estudiado ampliamente y se ha determinado que tiene numerosos beneficios para la salud de los pacientes con enfermedad cardiovascular.3,4 A pesar de la abundancia de datos que apoyan estos programas, continúan siendo utilizados de manera insuficiente dentro de Estados Unidos y en el mundo entero.5,6
Dada la conexión que los médicos familiares tienen con los pacientes a lo largo de su curación, es vital que comprendan la importancia que reviste el hecho de que los pacientes participen en tales programas y la forma de promover la utilización de los mismos.5 Además de alentar a los pacientes a participar, la facilitación a largo plazo de todos los componentes de salud física y mental, son centrales para la atención que proporcionan los médicos familiares.
ANTECEDENTES
En la actualidad, en Estados Unidos muere una persona cada 24 segundos debido a enfermedad cardiovascular, lo que la hace la principal causa de muerte en el país. Además, la enfermedad cardiovascular constituyó más de 12% del total de gastos para la salud en Estados Unidos en el periodo de 2019 a 2020.7 Debido a lo anterior, es primordial enfocar la atención en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular y la prevención secundaria después de un evento cardiaco. La herramienta principal para la prevención secundaria de la cardiopatía es la rehabilitación cardiaca. Algunos de los programas más tempranos de la rehabilitación cardiaca mostraron una reducción significativa en la mortalidad para quienes